Mi siembra de árboles en la Calle 22*
Durante siete años he sembrado varios árboles, por iniciativa propia, en la Calle 22, entre la Carrera 63 y la Carrera 64A, de la ciudad de Bogotá, en la franja de césped sur de la calle citada donde había carencia de ellos, los cuales he logrado sacar adelante poco a poco. Los planté hacia el borde sur, siguiendo una línea recta imaginaria, dejando una distancia entre ellos de 8-10 metros. Algunos no arraigaron, otros sufrieron daños y murieron, actualmente subsisten ocho árboles Chicalás, un Holy liso, un Algodoncillo (ver Fotografía No. 1). Me ha sorprendido el hecho que la mayoría de los árboles pequeños que sembré, y que murieron posteriormente, los talaron accidentalmente trabajadores de las cuadrillas de LIME (Limpieza Metropolitana S.A.) que podan el pasto en este sector de Ciudad Salitre Sur-Oriental, el cual hace parte de la Localidad de Teusaquillo de Bogotá; el modo rápido en que cortan la hierba con sus máquinas y el no observar con atención causan errores dañinos. Un número menor de estos árboles murieron por causa de la radiación solar intensa que ha sucedido en ciertos periodos de estos años. Obviamente me disgusta su destrucción, perder mi trabajo y mi tiempo. Antes de sembrarlos en los huecos que he abierto con mis palas de mano y mi tijera de jardinería (oquedades de dimensiones pequeñas), preparé su cavidad con tierra adecuada y un compost hecho con residuos orgánicos de cocina, que dejé 45-60 días haciendo su proceso biológico de transformación y acomodándose al suelo pobre que encontré.
A estos árboles plantados les he realizado mantenimiento periódico durante muchas jornadas de trabajo, pese al desdén, la incredulidad, prejuicios y falta de colaboración de los vecinos. Mis convicciones ecológicas, mi obstinación en lo beneficioso de estas acciones y en dar ejemplo de un proceder ciudadano, que podría ser emulado por otros, me han animado durante años, también es una sencilla contribución en pro del medio ambiente de la ciudad donde nací y ha transcurrido mi vida. Si he sido calificado de quijote, de tonto, ha sido por una buena causa. Los árboles posibilitan la conectividad ecológica para varias especies de aves, los acogen y les ofrecen alimentación. Los árboles y los jardines contribuyen a que las ciudades sean construcciones humanas más limpias, saludables y atractivas para residir y laborar. Los árboles ayudan a mejorar la calidad del aire que respiramos en el lugar donde residimos y son amigos que encontramos viviendo en el mismo sitio.
También he tratado de darle continuidad a la serie de árboles plantados en esta franja de terreno de la Calle 22, desde la Carrera 50, que han sido Magnolios, Eugenios, Sangregados, Cerezos. Decidí sembrar Chicalás en este lugar porque he observado que se desarrollan bien en este sector de la localidad de Teusaquillo y porque he visto que se han reproducido en la vecindad algunas de sus semillas, de manera natural y aleatoria, en la tierra donde han caído, debajo y en el entorno donde estos árboles crecen. Los nuevos vástagos cuando están en buen estado y tienen una altura de 10-15 cms. han sido trasplantados a bolsas negras (con huecos en la base) para que continúen su desarrollo y se puedan llevar y plantar en sitios donde no hay árboles o no prosperaron los ejemplares arbóreos colocados años atrás. Esta labor la ha realizado el señor Jairo Barbosa en un área verde ubicada en la Cra. 57 con Calle 22A (de una manera ejemplar), observando he aprendido a hacerlo, sin embargo, reconozco que él me ha facilitado varios árboles en estas bolsas. Además, he preferido los Chicalás por ser de talla media, por no exigir unas condiciones de vida especiales y por los ramos de flores amarillas que producen periódicamente (ver Fotografía No. 2).
Los árboles plantados en esta franja de terreno de la Calle 22 son los primeros que enfrentan la contaminación ambiental que en este costado produce la zona industrial de la localidad de Puente Aranda, en particular, las plantas de las empresas cementeras instaladas en lotes de terrenos próximos, hacia el costado sur (HOLCIM, ARGOS y CEMEX, ver Fotografía No. 3) y las Terminales Puente Aranda de Chevron y de Ecopetrol. Esta serie de árboles aportan oxígeno, absorben el CO2, capturan carbono, filtran los contaminantes y partículas finas, retienen algo de polvo, los cuales estas empresas y otras generan con los movimientos de materiales y con sus chimeneas, y la que producen los vehículos que circulan por las vías cercanas (por ejemplo, la Av. Carrera. 68 y la Av. Cra. 60). Los árboles ayudan a evitar la erosión de los suelos, suministran a estos nutrientes y, por ende, los mantienen abonados. También contribuyen a morigerar el ruido que emiten estas empresas en varias fases de sus actividades, ayudan a enfriar el aire y proveen espacios de sombra. Los árboles facilitan a los seres humanos bienestar psicológico y físico, varios tienen propiedades medicinales, es evidente que son útiles a las personas en aspectos diferentes, lo cual hace lógico que debamos estimarlos y conservarlos.
Considero que la florescencia amarilla de los Chicalás puede ayudar a los visitantes a ubicar a los Conjuntos Residenciales allí construidos y al edificio que controla el tráfico de los trenes por las líneas férreas (instaladas en el siglo pasado), los trenes suelen detenerse un lapso de tiempo breve al frente de éste (ver Fotografía No. 4). Pienso que los árboles pueden servir para integrar a la comunidad del lugar, brindar cierta identidad, mejorar el entorno. Estimo que su contemplación va a resultar placentera a quienes caminen y transiten en sus vehículos por la Calle 22, incluidos los pasajeros que se transporten en los vagones de los trenes.
Me agrada observar que estos árboles (jóvenes todavía) que he sembrado son visitados por varias especies de aves, abejas, mariposas y otros insectos, incluso he visto cerca en el prado brotar hongos y deslizarse a una serpiente Sabanera. Estos árboles están contribuyendo a recuperar la mencionada franja de terreno del abandono en que se hallaba y a que los vecinos de Ciudad Salitre Sur-Oriental tomen conciencia de apreciarla y cuidarla. Los espacios públicos que no usan los ciudadanos de un barrio a veces son tomados por vendedores ambulantes, por conductores de vehículos, por personas en pobreza extrema, por desplazados, por delincuentes, por individuos que vagan por las calles tratando de sobrevivir, también pueden ser sitios donde se arroja diferentes clases de basura y se hacen necesidades fisiológicas. Hay vecinos que ahora caminan por esta franja acompañados de sus perros. Deploro que algunos conductores de camionetas y camiones transportadores de mercancías, taxistas, transportadores privados de personas y algunos propietarios de automóviles particulares estacionen sus vehículos en su prado para efectuar diversas acciones que en ocasiones dañan el césped y las ramas de algunos árboles (ver Fotografía No. 5). Vendedores ambulantes también se ubican allí en determinados momentos del día para vender comidas, bebidas y mercancías.
Opino que un fragmento del terreno que fue cementado hace doce años en esta franja sur de la Calle 22, en la Cra 63, por la empresa constructora de los Conjuntos Residenciales de casas y edificios entre la Cra. 63 y la Cra. 64, para que sirviera de estacionamiento vehicular provisional, debe ser recuperado (ver Fotografía No. 6), en los periodos de lluvias suelen formarse charcos que deterioran este espacio y la calzada. Existe una arboleda que cumple una función medioambiental importante en este sector, entre una bodega que fue de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia (actualmente en poder de la empresa ARGOS, fabricante de cementos y concreto) y la Planta de concreto de HOLCIM, esta arboleda considero que debe preservarse y renovarse con otros árboles jóvenes de especies nativas. Solicito al Jardín Botánico de Bogotá y a la Secretaría Distrital de Ambiente el favor de preocuparse por su buen estado y mejoramiento, más cuando se realizan actividades fabriles y de edificación en su vecindad.
Aprovecho la ocasión para manifestar mi satisfacción por la siembra de árboles jóvenes que ordenó el Jardín Botánico de Bogotá en las áreas verdes del lado norte de la Calle 22, entre la Carrera 62 y la Carrera 64A (ver Fotografía No. 7), y que abarcó otras localizadas hacia el occidente, próximas a la Av. Cra. 68. Espero que estos árboles plantados por la empresa contratista sean apropiados para los suelos y las dimensiones de estos espacios. Dicha siembra de árboles jóvenes ha comprendido otras áreas verdes de Ciudad Salitre Oriental, le ha adicionado un número significativo y variado de ejemplares. Esta plantación de árboles es benéfica para el medio ambiente de todo este sector y lo hace más agradable a sus habitantes, he observado que algunos vecinos están contentos y los cuidan. Tener jardines y árboles cultivados alrededor de los inmuebles contribuye a mejorar la salud física y mental de los residentes al ser el aire más limpio y al disminuir la presión arterial y el estrés, contemplarlos causa placer; por otra parte, agregan valor a los inmuebles.
Juzgo importante y provechoso el mantenimiento periódico y el control que se haga a todos estos árboles plantados para que continúe bien su desarrollo y se intervengan oportunamente problemas de enfermedades, plagas y daños que puedan sufrir. Esto lo necesitan más los árboles pequeños y jóvenes sembrados. Mi persona con voluntad, perseverancia, trabajo (sin apoyo efectivo y constante de otros), ha tratado de hacer esta labor de arborizar en beneficio del medio ambiente de este sector de la ciudad. Espero que perdure, me alegra haber dado ejemplo a los vecinos, obviamente confío que el Jardín Botánico de Bogotá la respaldará y que efectuará a los árboles un mantenimiento integral. En diciembre 28 de 2020 tuve ocasión de hablar y recorrer la Calle 22, entre la Cra. 60 y la Cra. 64, con la ingeniera forestal Bibiana Peralta, Referente de Coberturas del Jardín Botánico de Bogotá, para las Localidades de Teusaquillo y de Fontibón, le enseñé los árboles cultivados por mi persona y solicité la colaboración de la entidad para la cual labora, he observado que mi petición fue tenida en cuenta (lo cual agradezco), confío que sea constante. Manifesté que tenía pensado escribir al respecto para hacer memoria, tal vez mi actividad de arborizar podría interesarle a alguien, aquí enseñó lo que escribí acerca de esta experiencia.
Orlando Beltrán Moreno.
Bogotá, D.C., marzo 28 de 2021.
*Este escrito fue enviado por mi persona a la Subdirección Técnica Operativa. Arborización. Jardín Botánico de Bogotá.
Fotografías
Fotografía No. 1
Fotografía No. 2
Fotografía No. 3
Fotografía No. 4
Fotografía No. 7