jueves, 24 de diciembre de 2015

 La obra pictórica de O. Guayasamín se expone en Bogotá.                  
Señores, recomiendo observar la exposición “Los colores de Latinoamérica” del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, que se presenta fraccionada en tres sitios de Bogotá: la Biblioteca Pública Virgilio Barco, la Biblioteca Pública Julio Mario Santo Domingo (en la sala de exposiciones y en la sala general de la biblioteca) y el Centro Cultural García Márquez del Fondo de Cultura Económica. Esta muestra de la obra pictórica del maestro Guayasamín se presenta en tres series: Huacayñán o el camino del llanto, La Edad de la Ira y La Ternura o mientras viva, siempre te recuerdo.  Es una exposición con obras originales, compuesta de óleos, dibujos, tintas, litografías y serigrafías y de técnica mixta. Esta exposición permite a los interesados aproximarse al conocimiento de la obra plástica de este importante pintor suramericano. Puede el espectador apreciar la evolución de la obra pictórica de Guayasamín, el buen manejo de los tonos de los colores y los contrastes entre ellos, sus diferentes pinceladas, las texturas al óleo que emplea, las líneas que captan aspectos generales (varias de ellas geométricas), la abstracción que logra, los diversos planos que trabaja en sus pinturas, las dualidades que pinta, su manera de percibir lo gestual de los seres humanos (hace énfasis en los rostros y las manos), las atmósferas que crea en sus pinturas, las rayas y cierto relieve que hace en algunas obras. También se puede apreciar la influencia en su pintura, en mi opinión, del Cubismo, del Expresionismo, del arte americano, de la caricatura. Si les interesa contemplar esta exposición estupenda de la obra de Oswaldo Guayasamín traten de hacerlo pronto, antes que finalice y la lleven para otra ciudad. 
Orlando Beltrán Moreno.

jueves, 13 de agosto de 2015

La Biblioteca Pública Virgilio Barco y el parque que la contiene.

 La Biblioteca Pública Virgilio Barco y el Parque que la contiene.

El lote de terreno del Parque y de la Biblioteca Pública Virgilio Barco se ubica en Bogotá, D. C., en la Localidad de Teusaquillo, entre la Avenida Calle 63, la Carrera 60 y la paralela férrea del Ferrocarril del Norte, el lote completo tiene una forma triangular. Siendo mi persona un estudiante universitario y docente en la década de los noventa del siglo pasado estaba habituado a frecuentar las bibliotecas para leer, estudiar e investigar; me resultó grato saber en el año 1999 de la construcción de una biblioteca pública de Bogotá en un sitio que conocía y que no se hallaba lejos de mi casa [1], como la apreciada Biblioteca Luis Angel Arango del Banco de la República. Tenía la opinión que la construcción de la biblioteca era un aporte cultural importante a los habitantes de un sector amplio de Bogotá, que comprende de manera directa las localidades de Teusaquillo, Barrios Unidos, Engativá, Chapinero, Puente Aranda y Los Mártires. Considero que esta biblioteca ha tenido un impacto positivo en la vida de muchos habitantes de estas localidades que progresivamente han venido a emplear los servicios diversos que se ofrecen y que les ha permitido aprovechar mejor su tiempo libre, de habituarse a leer y a escribir, de aprender sobre diversos temas, de informarse sobre noticias varias, de tener otra opción de recreación sana. 

El parque y el centro cultural construidos enriquecieron aún más la infraestructura urbana, recreativa, deportiva y educativa de esta parte de la ciudad capital, consolidó al Parque Metropolitano Simón Bolívar y su área verde que es central e importante para Bogotá [2], se integran acertadamente al Plan Maestro del Parque Metropolitano Simón Bolívar. Obviamente la construcción del centro cultural y del parque que la alberga valorizó más su entorno y fue un aporte urbanístico valioso para la ciudad y sus ciudadanos, erigió un espacio público de calidad y que es bello (véase fotografía No.1). Este tipo de obras públicas son necesarias, renovadoras, benéficas y útiles construirlas en otras zonas de Bogotá que carecen de ellas, prestan servicios culturales, educativos, artísticos, informativos, recreativos y de reunión social, que son provechosos para una sociedad que pretende ser democrática, ayudan a convivir mejor; estos centros culturales contribuyen a que los ciudadanos tengan la posibilidad de un desarrollo humano más integral. Estos edificios culturales públicos han descentralizado en Bogotá la demanda de espacios de lectura, de artes, de música, de teatro, de cine y para otros eventos culturales; los variados servicios educativos, artísticos y culturales que en estos se ofrecen de manera gratuita los hacen accesibles a los ciudadanos y les ofrecen otras alternativas de recreación, de cultivar su razón. Estas obras desmienten a quienes consideran que sólo lo privado es lo que posee calidad, lo público puede y debe ser de calidad buena en una democracia genuina, que no segregue y excluya a ciudadanos, que no acepte la corrupción, los desfalcos, los fraudes, ni malgastar los dineros públicos en obras mal hechas, inadecuadas, inconclusas. 

En mi escrito sobre el centro cultural y el parque que la contiene vuelvo sobre los recuerdos que tengo de ellos al frecuentarlos en diversos días durante los catorce años que llevan abiertos al público de la ciudad, para mi persona la biblioteca se ha tornado importante como habitante bogotano de las localidades de Barrios Unidos y Teusaquillo y como ser humano que se ocupa de leer, escribir y estudiar. La exposición de lo que he escrito al respecto la voy a desarrollar en los siguientes apartados: 1. La biblioteca y el parque. 2. El lago ceremonial y la ludoteca. 3. Reflexión final. 


1. La biblioteca y el parque.

La construcción del centro cultural y el parque me generó expectación, como años antes me la causó la creación del Parque Metropolitano Simón Bolívar (otra obra paisajista y arquitectónica sobresaliente, a pesar de que no se hicieron todas las obras planeadas originalmente por los arquitectos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá), el lote de terreno, que tiene forma de triángulo escaleno, fue un depósito de residuos constructivos de dicho Parque al que es próximo por el costado oriental. La tierra y los escombros fueron apisonados y el nivel del lote obviamente sufrió alteración respecto del piso del andén perimetral, toda la masa térrea fue dejada asentar varios años. En 1999 empezó la construcción de la biblioteca y el parque de manera progresiva, lo cual implicó horadar y transformar este montículo levantado; cuando pasaba por el lugar miraba cómo evolucionaba la construcción de este proyecto arquitectónico, cultural y paisajístico. La inauguración de la biblioteca acaeció en diciembre 20 de 2001, cuando se abrió al público vine a conocerla, a caminarla; me sorprendió favorablemente el diseño arquitectónico hecho por Rogelio Salmona [3]. Su diseño ofrece a los usuarios distintos espacios para que puedan leer, escribir o estudiar de manera satisfactoria; el usuario puede escoger el puesto que más le agrade y sirva para su labor intelectual.  

Me agradó mucho que la biblioteca estuviera en un parque de topografía variada y para recreación pasiva, también diseñado por el arquitecto Salmona, con corrientes y espejos de agua fluyendo en su proximidad y animando al edificio y al parque, con jardines y árboles jóvenes plantados de acuerdo al diseño paisajista y a una selección diversa de especies vegetales. El parque tiene taludes resultantes de las horadaciones efectuadas en el lote de terreno para diferentes propósitos, en su suelo fue sembrado un césped apropiado y se construyó una red de senderos peatonales y un andén amplio que circunda el conjunto. Tanto los senderos como el andén se construyeron con baldosas cuadradas, pequeñas (fabricadas con el mismo material de los ladrillos), que armonizan bien con la fachada de ladrillo a la vista del centro cultural edificado.

En los primeros meses de apertura al público de la biblioteca era muy agradable leer y efectuar apuntes a mano porque había un ambiente cortés en las salas y se respetaba a quienes leían, escribían o estudiaban, los usuarios eran pocos, por otra parte, existían empleados que se preocupaban por atender y orientar bien a los ciudadanos y por mantener el orden y un comportamiento adecuado en su interior. El mobiliario de la biblioteca era nuevo y cómodo, la iluminación y la ventilación son adecuados para la lectura y la escritura en las salas (véase fotografía No.2). Los pisos en madera le dan calidez a las salas y contrastan bien con el ladrillo de las paredes y el hormigón armado de las columnas y placas (el cual fue vaciado con destreza porque sus superficies son parejas, no tienen rebabas abultadas ni huecos vastos). Este ambiente propicio para la lectura, la escritura y el estudio se ha deteriorado por comportamientos maleducados de usuarios y empleados, y por acciones equivocadas y omisiones de quienes manejan la biblioteca y controlan el funcionamiento de las salas. Puestos de lectura ubicados en el primer nivel al costado oriental de la Sala general de lectura (encajados en la pared, los cuales están divididos de manera simétrica por columnas cilíndricas), han sido tomados de modo arbitrario y descomedido con los lectores para instalar puestos de labores de empleados de la biblioteca con escritorios, teléfonos fijos, computadores, archivadores, que generan ruidos y charlas que fastidian (véase fotografía No.3). Molesta al lector y a quien estudia en las salas los timbres telefónicos, las conversaciones en voz alta (inclusive las que suceden en el pasillo del tercer nivel donde hay oficinas administrativas), las personas que caminan por las salas charlando y riendo y estrépitos (como los producidos por grupos de músicos y sus amplificadores de sonido en el Parque Metropolitano Simón Bolívar, por los propietarios de equipos de sonido que reproducen música grabada cerca de la biblioteca en vehículos, en reuniones efectuadas al aire libre). 

Los usuarios de la biblioteca pueden acceder de manera abierta y directa a los libros que les interesan leer porque están colocados ordenadamente y numerados en estantes en las salas, según los campos del saber humano, de las Artes, de las tecnologías, de oficios, etc. Consultando previamente el catálogo informático de la biblioteca, el cual se puede examinar en la red de computadores dispuesta para los usuarios para tal propósito, se puede saber si el libro que se busca lo tiene la biblioteca, si lo posee y está disponible, con su número topográfico puede buscarse y leerse en una mesa o silla. Las lámparas que proporcionan luz eléctrica en varias mesas de la Sala general de lectura están dañadas hace tiempo, los usuarios esperan y solicitan que pronto las arreglen porque son muy útiles cuando los días son obscuros y en la noche. En la Sala de Literatura varios tubos fluorescentes ubicados en la parte superior de los puestos de lectura individual tampoco sirven. 

Considero discutible que la administración anterior haya suprimido una sala de trabajo individual que tenía un conjunto de cubículos en madera y vidrio, hace dos meses aproximadamente, sin consultarle a los usuarios, en vez de ser mejorada y promocionar su existencia [4] y buen uso. Estimo que hay usuarios de la biblioteca, investigadores, que prefieren trabajar solos y en silencio. Durante el trabajo de desmonte de los cubículos se causó daño a una columna que supongo se reparará apropiadamente y que no se dejara deteriorada. Es criticable la tendencia de la administración anterior de la biblioteca de disminuir puestos de trabajo individuales a los usuarios. 

Una vez que la biblioteca se puso en funcionamiento para el público mi persona empezó a venir a ella a conocer los libros que estaban disponibles para leer sobre los temas que en el momento más me interesaban; la curiosidad y la sorpresa de encontrar títulos y ediciones que no había consultado me hizo efectuar lecturas inesperadas. He visto a lectores de diferentes edades absortos en la lectura de los libros que leen, a veces expresan sus sentimientos. La calidad arquitectónica de la biblioteca hace grato leer, escribir y estudiar en su interior; sus espacios animan a los usuarios al estudio, a la reflexión, a crear. He aseverado en varias oportunidades que la Arquitectura tiene una componente artística apreciable, esto se constata en la Biblioteca Pública Virgilio Barco, su arquitectura es rica en las estructuras, en los espacios y formas creados, en su disposición, en el trabajo con el hormigón armado, el ladrillo, las baldosas y la madera (véase fotografía No.4). El arquitecto Rogelio Salmona tuvo en cuenta muchos detalles para su construcción, por ejemplo, supo ubicar la biblioteca y dotarla de suficiente luz natural a través de las ventanas y lucarnas, en las superficies parejas y visibles de las placas de hormigón armado se emplearon moldes para dejar en bajo relieve unas series de triángulos isósceles alargados que se tocan con el vértice que forman sus lados más largos en la mitad del lado más corto del triángulo isósceles siguiente, esta series de triángulos se repiten a una distancia simétrica. También emplea ladrillo moldeado para trazar líneas de relieve en las paredes, para sustituir las aristas filudas de algunas paredes, en los marcos de puertas, vanos y ventanas, para realizar tejidos de relieve completo en paredes de dimensiones menores, para hacer el lomo de muros pequeños. En la parte superior del centro cultural se pueden observar los volúmenes orgánicos aterrazados que le conforman, relacionados a través de espacios mediadores intersticiales, que les comunican y que se pueden caminar, se ven las lucarnas, líneas quebradas y angulosas en la cara externa del techo norte (construidas con ladrillos de un color oscuro), un auditorio con gradas al aire libre hacia el costado sur, áreas pequeñas con plantas de jardín sembradas, por otra parte, pueden contemplarse varios campos visuales en derredor que se extienden hasta el horizonte. 

El edificio del lado sur del centro cultural, donde se encuentran en el tercer nivel una sala para exposiciones de obras de arte y en el piso principal una sala amplia (múltiple) que ha sido empleada para realizar actividades culturales diversas, tiene adjunto a ésta, en el exterior y al aire libre, un auditorio pequeño construido en hormigón armado, que es accesible desde el interior. En el primer nivel del centro cultural se hallan tres salones de variadas dimensiones, una cafetería pública, un salón de tareas para los estudiantes y otros usuarios, dos baños públicos para mujeres y dos baños públicos para hombres. Estos salones y espacios públicos comparten un vestíbulo que permite la circulación de las personas y es un espacio mediador y de encuentro, dispone de una puerta por el lado oriental que permite su ingreso y salida. Este vestíbulo tiene una iluminación con luz solar en el día gracias al ventanal oriental, el cual posibilita observar el espejo de agua y el paisaje externo (que se extiende hasta los cerros orientales y el firmamento). Los tres salones de este nivel se han empleado para la venta de libros, obras artísticas y musicales, artesanías; para efectuar cursos, talleres, cafés literarios, lecturas y escrituras, clubes de habilidades manuales, etc. Los baños ubicados en este primer nivel son para uso del público que utiliza los diversos servicios del centro cultural, considero que son estrechos e insuficientes (en particular cuando vienen un gran número de personas), su ventilación no es satisfactoria. 

Recorrer el parque y la biblioteca, leer su arquitectura, observarlos en su relación e interacción, en sus nexos con la ciudad, la Sabana de Bogotá, contemplar el paisaje con las montañas al fondo, es un paseo agradable, posibilita conocer este espacio público diseñado por un arquitecto que sabía de su profesión, que apreciaba la ciudad y su entorno natural (véase fotografía No.5). Este centro cultural es uno de los espacios públicos emblemáticos de la Bogotá contemporánea. 

La biblioteca tiene una Sala Infantil de Lectura separada de la Sala General, se llega a ésta desde la Sala General atravesando el vestíbulo del segundo nivel [5] y un puente peatonal cubierto que cruza el eje Norte-Sur del centro cultural. La Sala Infantil de Lectura posee una forma rectangular, está en la parte occidental del centro cultural, es un espacio diseñado de modo apropiado para que los niños y niñas lean de manera agradable, cuenta con un mobiliario adecuado para el uso de ellos y ellas. Las ventanas que posee esta Sala Infantil por sus lados oriental, occidental y las lucarnas en la parte superior le proporcionan una buena iluminación. En la parte media de esta Sala hay en el suelo un espacio deprimido, donde los niños se pueden sentar sobre una banca de madera alargada que lo bordea, adosada al piso en madera laminada de la sala, dotada de almohadillas de espuma, con sus padres o acompañantes a leer o hacer otras actividades. La Sala Infantil también tiene un espacio de Internet y Multimedia dotado de quince computadores para uso exclusivo de los niños. En esta sala se encuentra hacia el costado occidental una Sala de Lectura para Bebés, de forma redonda y de dimensiones pequeñas. La Sala Infantil de Lectura dispone de una ludoteca, un taller creativo y baños para los niños. En el exterior del costado occidental de la Sala Infantil de Lectura hay un patio rectangular al aire libre al cual se puede acceder desde el interior. 

Venir a emplear los servicios del centro cultural puede despertar el interés en los niños, jóvenes y adultos por la lectura, la escritura, las ciencias, la literatura, las bellas artes, la música. La seguridad en el parque y sus alrededores ha de ser permanente y diligente para respaldar a los diversos usuarios que frecuentan el lugar, las actividades que se realizan y por el adecuado uso del parque y del mobiliario existente, requiere de control para que funcione de modo eficiente; estimo que no se ha prestado de modo continuo y cabal. Al arquitecto Rogelio Salmona le preocupaba que hubiese un oportuno mantenimiento de los espacios construidos, varias veces estando mi persona leyendo en la biblioteca lo vi recorrerla acompañado, en dos ocasiones me lo encontré caminando solo por el parque. Lamento que ciertas corrientes y caídas de agua que fluían luego de la inauguración del centro cultural hayan dejado de funcionar y no se hayan reparado, contribuían a la animación y al ornato del conjunto de edificaciones y del parque. En mi opinión la apropiada y oportuna conservación del centro cultural y del parque ha decaído hace varios años, en algunos partes se observa deterioro físico y vandalismo. Las filtraciones del agua lluvia en diferentes puntos del centro cultural son consecuencia de su deterioro con el paso del tiempo y de deficiencias en las placas de concreto construidas que han causado daños, molestias y gastos, y los siguen ocasionando, se debe tratar de hacer arreglos bien ejecutados, con materiales idóneos y que sean duraderos. 

El servicio de vigilancia interna que tiene actualmente la biblioteca es negligente con comportamientos descorteses de usuarios en las salas de lectura, algunos vigilantes son pasivos e indiferentes con éstos. Los empleados que atienden en las salas tampoco intervienen para corregir estos comportamientos palurdos, ellos mismos a veces se les ve charlando en grupo y haciendo su labor de modo negligente. Evitan así tener disgustos y problemas con estos usuarios, pero no educando y permitiendo que comportamientos anómalos se tornen habituales en el interior de la biblioteca y que perturben a quienes laboran aplicados. Da la impresión que a varios vigilantes y empleados la rutina diaria de su trabajo, la falta de convicción, de motivación y de una supervisión efectiva del mismo los ha tornado laxos. En ocasiones los usuarios perturbados son los que tienen levantarse e ir a reconvenir a los que se comportan groseramente, suscitándose reacciones negativas y disgustos. 

Al visitar seguido la biblioteca y el parque se han tornado en espacios apreciados por mi persona, resulta agradable estar en ellos, utilizar los servicios que se ofrecen a sus usuarios y participar en las actividades que se realizan. He tenido la impresión que con el paso del tiempo el número de usuarios de la biblioteca ha crecido, en la actualidad se están atendiendo en promedio unas 740 personas diariamente.  He conocido de vista a jóvenes hombres y mujeres colaborando en las salas (varios de ellos estudiantes universitarios), curiosamente los bibliotecarios no los he tratado ni conocido personalmente -tengo la impresión que son pocos, que éstos se han marginado de las salas y que han estado distantes de los usuarios y del trajín diario en las salas, situación que ha propiciado fallas en estas. Deseo que el comportamiento de los usuarios, empleados y vigilantes en las salas mejore. Para los usuarios de la biblioteca ha de ser satisfactorio ir allí a leer, escribir o estudiar, juzgo que la administración debe perseverar en propiciar que sientan gusto de estar en las salas efectuando estas actividades, el diseño arquitectónico de la edificación y el parque ya contribuyen a ello. Los usuarios también debemos colaborar a la consecución de este propósito practicando la urbanidad y la cultura ciudadana que conocemos. 

El centro cultural y el parque tienen relaciones significativas con la ciudad, con la Sabana de Bogotá, con las montañas, con las nubes, con el cielo. El arquitecto integró de modo inteligente su proyecto en el entorno. En un espacio central y declinado del camino peatonal que conduce del costado oriental del parque al centro cultural, en el eje Oriente-Occidente del diseño arquitectónico, se encuentra una escultura de Eduardo Ramírez Villamizar, en hierro oxidado, que es un aporte artístico relevante al lugar [6] (véase fotografía No.6), al cual se incorpora de modo acertado, parece un ave grande (un cóndor) posada en el suelo que mira hacia el oriente. Adjunto al andén perimetral del parque y al borde del césped de éste se construyó una ciclovía que se introduce en él ascendiendo por el costado oriental, prosigue en un corto trayecto plano y desciende por el costado occidental del parque; las personas pueden circular con sus bicicletas por las dos secciones de la ciclovía, en sentidos contrarios, respetando las normas de tránsito y sin abusar de la velocidad para evitar colisiones y atropellar a los peatones. Hay personas que les gusta venir al parque de la biblioteca a caminar, a realizar gimnasia, a cambiar de ambiente un rato y relajarse; es una falta de cultura ciudadana traer sus mascotas a efectuar sus evacuaciones de vientre y no recoger sus excrementos, también lo es liberarlos de tenerlos sujetados con sus correas. El parque es accesible por los ciudadanos que se desplazan a pie por varios caminos, por sus tres costados; para llegar al centro cultural por su entrada principal hay que efectuar un recorrido particular, que estimula el deseo de arribar a él para usar sus servicios y/o disfrutar de sus espacios construidos. Para introducirse con automóvil al centro cultural y al parque sólo es factible por el Occidente, movilizándose por la Carrera 60 en sentido sur – norte, ingresando al estacionamiento vehicular localizado en el sótano. 

 

2. El lago ceremonial y la ludoteca.

En el extremo sur del eje Norte – Sur del conjunto se encuentra un espacio abierto, circular, denominado “Lago ceremonial”, constituido por un estanque central y una galería circulatoria con cubierta plana, que es soportada por columnas, fabricadas estas dos últimas con hormigón armado (véase fotografía No.7). Este espacio no se ha sabido integrar al centro cultural, ha estado sub-utilizado durante varios años, aquí se podrían efectuar exposiciones de artes plásticas, de artesanías, de plantas y flores, presentaciones de grupos musicales, de mímica y danza, charlas, reuniones sociales, rituales muiscas, etc.; en algunas de sus paredes se han escrito palabras y pintado figuras (de modo subrepticio), signos. La galería circulatoria y el estanque con sus dos canales en hormigón armado que descargaban agua en él, sus jardines, lo hacen un espacio atractivo dentro del parque, mantiene relación con el centro cultural a pesar de su autonomía y separación, como la ludoteca que se halla un poco más allá; ambos hacen parte de éste.

Del Lago ceremonial se pasa caminando un corto trayecto a la ludoteca, ubicada hacia el Sur-Oriente del parque, ésta es un volumen rectangular con superficies de vidrio por sus lados oriental y occidental, de una planta con una sala, dotada de baños para niños, un puesto de control y entrega de juegos y juguetes didácticos, con cuartos y un patio pequeñito atrás a cielo abierto. La ludoteca tiene una cubierta en forma de arco hecha de hormigón armado y con ladrillo a la vista, por ambas caras, adicionalmente tiene adherida una galería circulatoria larga y con cubierta plana, que sustentan columnas, hasta su Administración (véase fotografía No.8). Entre las edificaciones de la ludoteca y su administración hay un pasaje peatonal que las escinde. La ludoteca es manejada actualmente por el Instituto de Recreación y Deporte de Bogotá, es un espacio que atiende niños de 11 meses a 5 años para que jueguen, aprendan y fantaseen con juegos y juguetes didácticos adecuados, dirigidos por pedagogos infantiles y personas que saben de recreación infantil, han habido periodos de tiempo en que sus servicios han estado suspendidos y cerrada. 

 

3. Reflexión final.

El parque y el centro cultural son espacios públicos de calidad de la ciudad capital, brindan servicios que hacen grata la existencia de los ciudadanos, que contribuyen a su formación, a su esparcimiento, a favorecer la convivencia social y democrática, a satisfacer su derecho a la educación, a la información, y a la recreación. Estimo que estos dos lugares son de lo más bellos y útiles construidos para la ciudadanía de Bogotá en los últimos años, en particular para los ciudadanos de las localidades que le son próximas, hay que conocerles, emplear sus servicios, apreciarlos y cuidarlos. Si el ámbito de la biblioteca es apropiado para leer, escribir y estudiar hay que aprovecharlo para estas labores y ser fructífero en ellas. He conocido personas que vienen de barrios distantes a utilizar algunos de sus servicios, critican que el transporte público no opere mejor y las congestiones vehiculares, el dinero y el tiempo que gastan en su movilidad. Es evidente que hay sectores de la ciudad que necesitan estos centros culturales junto con otra infraestructura pública. Los ciudadanos que habitamos en Bogotá tenemos que solicitar que estas obras públicas que benefician y sirven a la comunidad en general sean allí construidas, de acuerdo a un plan de obras prioritarias, bien financiadas y realizadas; la participación y veeduría de los ciudadanos en la adjudicación de las obras al mejor licitador y en su ejecución correcta es conveniente. En Bogotá en las últimas décadas los edificios públicos y los espacios de uso común de los ciudadanos son de dimensiones amplias y de factura buena, han sido hechos con otros criterios estéticos y de acuerdo a diseños arquitectónicos elaborados y de calidad. En la Bogotá contemporánea a lo público se le ha reconocido la importancia que tiene en una sociedad democrática [7], es objeto de una mejor atención y aprecio.  

Orlando Beltrán Moreno.

Bogotá, D. C., Julio 11 de 2015. 

 








Fotografías [8].



No.1. La fachada oriental del centro cultural en la cual se aprecian de izquierda a derecha los edificios de Exposiciones de obras artísticas, del Auditorio, de la Sala de Música y la biblioteca. Pueden observarse los volúmenes con sus varios niveles, sus terrazas, las lucarnas y las formas variadas de los edificios del  centro cultural, con un diseño arquitectónico orgánico. También se ven los taludes construidos en esta parte del parque, algunos de los árboles sembrados y el césped parejo. Un sendero peatonal atraviesa los taludes, se ve a varias personas caminando por él. La fotografía se realizó desde el borde del espejo de agua mayor localizado en la parte oriental del Parque Metropolitano Virgilio Barco. 















No.2. La Sala general de lectura en el primer nivel, vista desde la escalera noroccidental. Puede apreciarse su forma de hemiciclo, las columnas verticales y horizontales, que sustentan los niveles de esta sección de la biblioteca, las placas fabricadas con hormigón armado, la buena iluminación con la luz solar que captan sus ventanas. En la parte superior, a la izquierda, se alcanza a ver algo de la Sala de Literatura, a la derecha se contempla una escalera curva y larga que desciende a la sala general y en el segundo nivel (a la derecha) una parte del área de referencia.













No.3. Al fondo de esta sección de la Sala general de lectura de la biblioteca se observa en la pared un puesto de lectura para dos usuarios que abusivamente ha sido adoptado como puesto de trabajo de un empleado. Se le ha añadido un escritorio con su silla, computador de escritorio, teléfono fijo, tiene dos archivadores y objetos varios, todo esto es como una oficina insertada de feo modo en este lugar de lectura. Con otros puestos de lectura de esta sala ha sucedido algo parecido.  












No.4. La Sala general de lectura desde la parte media del primer nivel, a la derecha se ve una escalera curva que asciende al siguiente nivel, al fondo puede mirarse una rampa en hormigón armado, un círculo construido en la pared que posibilita una mejor iluminación y ventilación en la Sala de Internet y Multimedia, una continuidad espacial y belleza arquitectónica en esta parte de la biblioteca. También son notables las curvas de las placas en hormigón armado de los niveles superiores y los rayos solares difundiéndose por el interior. Contemplar su arquitectura produce una satisfacción placentera. 













No.5. Fachada nor-occidental de la biblioteca, se observa su forma semi-circular, el estanque que la rodea con esta forma y con el agua fluyendo, los prados del parque y los cerros orientales al fondo. Pueden apreciarse con claridad los relieves simétricos tejidos en la pared de ladrillos, los vanos de las ventanas, el balcón semi-circular en el segundo nivel, la azotea semi-circular del tercer nivel, las ventanas inclinadas de los niveles superiores. Fotografía tomada desde el nor-occidente del parque.   













No.6. La escultura “Homenaje Muisca”, de Eduardo Ramírez Villamizar, que elaboró en hierro oxidado, en un espacio del parque que tiene un ligero declive que hace factible que el agua lluvia se acumule allí, refleje y juegue con la escultura y su espacio. Al fondo se aprecian el prado y los árboles sembrados, las fachadas del edificio de Exposiciones de obras artísticas y del Auditorio del centro cultural. Fotografía tomada desde la parte oriental del parque.  













No.7. El denominado “Lago ceremonial” con su forma circular, su espejo de agua adornado con jardines donde ha sido plantado Papiro, las canales en hormigón armado que descargaban el agua que fluía por ellas y su galería circulatoria con columnas y cubierta plana sobre la cual se puede caminar. Los muros de este espacio se construyeron en hormigón armado. Al fondo se atisba la ludoteca, una edificación de una planta. Fotografía efectuada desde un punto superior en el prado del costado occidental del parque. 













No.8. Las edificaciones de la ludoteca (a la derecha) y su administración (a la izquierda), con su galería con columnas y cubierta plana que permiten ir caminando de un sitio a otro resguardados de la lluvia o de los rayos solares intensos, y realizar actividades al aire libre. Los ventanales de los lados de estas edificaciones posibilitan aprovechar bastante la luz solar en su interior. Fotografía realizada desde la parte superior de un talud que se halla hacia el occidente del parque.












Notas.

[1] La casa donde residía en este año se localizaba en el barrio Quinta Mutis de la localidad de Barrios Unidos; movilizándome por la Avenida Calle 63 hacia el Occidente podía llegar expedito al parque y la Biblioteca Pública Virgilio Barco.

[2] Considero más preciso afirmar que aquí se construyó un centro cultural porque son varios los edificios diseñados arquitectónicamente para cumplir distintas  funciones culturales que se complementan. La biblioteca es el edificio principal y el que a mi juicio tiene más calidad arquitectónica.

[3] En mi opinión el diseño arquitectónico de la Biblioteca Pública Virgilio Barco se encuentra relacionado con el de la Biblioteca “Ernesto Guhl Nimtz” del edificio de Post-Grados, denominado “Rogelio Salmona”, de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, que el arquitecto Salmona presentó a las directivas de la Universidad en Abril de 1996. 

[4] Esta sala por encontrarse en un lugar apartado del segundo nivel de la biblioteca no era conocida por la mayoría de los usuarios. 

[5]  Este vestíbulo es amplio, es un espacio mediador entre las edificaciones del centro cultural, posibilita la confluencia de personas, que se encuentren y el tránsito de estas hacia los lugares de su interés, tiene buena iluminación de luz solar y ventilación. El ventanal oriental ofrece a los visitantes un panorama estupendo del paisaje externo, en particular de los cerros orientales de Bogotá; el ventanal occidental permite observar un patio a cielo abierto, dos caminos peatonales que permiten el ingreso al centro cultural por la entrada principal, la fuente escalonada y el lado oriental de la Sala Infantil de lectura.

[6] Es deplorable que esta escultura no posea una placa con el nombre de su autor, su título, el material en que se realizó y la fecha en que se construyó. Esta carencia hay que subsanarla y evitar que sea dañada por personas con deficiente civismo. El taller de Apreciación del Arte que se realiza en la biblioteca podría  promover el conocimiento de esta escultura y la obra del escultor colombiano Eduardo Ramírez Villamizar (Pamplona, Santander, 1922 – Bogotá, 2004); me ha sorprendido que los instructores de este taller la hayan ignorado, mi persona la mencionó en varias ocasiones en este taller, hice la  anotación que le faltaba una placa que la identificara. Esta obra es un ejemplo del arte abstracto, geométrico, simétrico que efectuaba Ramírez Villamizar.  El nombre dado a esta escultura es “Homenaje Muisca (Homenaje a Virgilio Barco Vargas)”, según lo indica la publicación del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural intitulada “Bogotá un museo a cielo abierto. Guía de esculturas y monumentos conmemorativos en el espacio público”. Vol. I. Bogotá. 2008. pág. 365.    

[7]  El historiador Fabio Zambrano Pantoja asevera a este respecto lo siguiente: "Ahora lo público es lo sagrado". En: Historia de Bogotá. Vol.3: Siglo XX. Bogotá. Alcaldía Mayor de Bogotá. Villegas Editores. 2007. p.12. 

[8] Estas fotografías han sido efectuadas por Orlando Beltrán Moreno con una cámara fotográfica digital.  






















jueves, 30 de julio de 2015

Algunas anotaciones sobre el barrio Pablo VI de Bogotá.



Algunas anotaciones sobre el barrio Pablo VI de Bogotá.

El barrio Pablo VI está constituido por bloques de apartamentos de cinco pisos que fueron construidos en dos etapas diferentes, hace parte de la localidad de Teusaquillo, y está ubicado en una zona central de la ciudad de Bogotá, hacia el occidente. Se encuentra localizado entre la Av. Calle 53 y la Calle 59, entre la Carrera 50 y la  Carrera 60. En 1966 se le denominó “Unidad Habitacional Pablo VI” a la primera etapa, compuesta por 1119 apartamentos multifamiliares, y fue un proyecto del Instituto de Crédito Territorial[1] diseñado por los arquitectos Eduardo Londoño Arango y Gabriel Pardo. Tiene buenos espacios públicos, amplias zonas verdes, 80 locales comerciales y vías vehiculares internas, el acceso a los bloques de apartamentos y a los prados es abierto y libre (debido a robos en los apartamentos y el hurto de automóviles este se ha limitado). La Unidad Habitacional Pablo VI hizo parte de las obras vinculadas a la realización en Bogotá del XXXIX Congreso Eucarístico Internacional en agosto de 1968 y con la visita del pontífice Paulo VI a la ciudad. Este conjunto de bloques de apartamentos multifamiliares fue tomado como un referente urbanístico para los que son construidos en Bogotá en las dos décadas siguientes[2].
Los apartamentos de la primera etapa de Pablo VI son de diferente área de construcción, los hay de dos niveles, algunos tienen garaje privado (cubierto), las fachadas de los bloques pañetadas y pintadas de blanco (en los primeros años), transcurridos varios años sus propietarios decidieron pintarlas de colores diferentes, de acuerdo a las zonas que conforman el conjunto de bloques de apartamentos: amarillos, azules, verdes y vino tinto. La primera etapa dispone de 80 locales comerciales en los primeros niveles de los bloques que tienen al frente vías vehiculares y/o la plazoleta principal, esto ha implicado que no tengan garajes privados (véase fotografía No.1). Los apartamentos de la segunda etapa o sector se empezaron a entregar a sus propietarios en 1975, la mayor parte la construyeron el Instituto de Crédito Territorial y la Caja de la Vivienda Militar, FAVIDI construyó dos bloques de apartamentos. En el segundo sector se construyeron en total 1208 apartamentos y 60 locales para comercio. En el segundo sector los apartamentos son de un nivel, de distinta área de construcción, sus fachadas son en ladrillo a la vista y no poseen un garaje privado sino estacionamientos a cielo abierto y colectivos, donde cada residente con carro lo estaciona en el espacio vehicular que encuentre libre. La segunda etapa mantiene el acceso abierto de la primera, aunque ante la ocurrencia de hechos delictivos contra bienes de la propiedad privada también lo ha restringido. En ambas etapas faltan estacionamientos que den cabida a los carros que poseen los residentes, se nota que hay exceso de estos. Ambas etapas disponen de amplias zonas verdes con árboles sembrados y jardines, con canchas para practicar varios deportes y mobiliario para que jueguen los niños (véase fotografías Nos.2 y 3); este tipo de barrios ya no se construyen en Bogotá[3]. El segundo sector también cuenta con comercio en los primeros pisos sobre su vía principal y alrededor de su plazoleta. En la primera etapa hay más locales comerciales que en la segunda, además tiene Bancos, un supermercado, servicios de comunicaciones (tuvo una oficina de TELECOM), una cancha de fútbol, una Iglesia con despacho parroquial y habitaciones para los sacerdotes[4]. Esto hace que tenga un mayor número de personas y carros circulando por sus andenes y vías, personas de otros barrios vecinos vienen aquí a efectuar algunas compras y diligencias personales. Ambas etapas tienen andenes de aceptables dimensiones y sus plazoletas, en estas últimas los vecinos se encuentran, conversan, se asolean y tienen lugar exposiciones y venta temporales de algunos productos en toldos que se arman y desmontan con facilidad. Cada etapa cuenta con salones comunales y administraciones propias.
En los últimos años los propietarios de los apartamentos de algunos bloques de la primera etapa de Pablo VI han decidido de común acuerdo instalar ascensores en el área comunitaria de su escalera principal para tener otra opción más cómoda para desplazarse internamente, aunque alterando la estética de sus fachadas y restándole iluminación de luz solar a su escalera. En Pablo VI segunda etapa se construyó un reloj solar en la plazoleta, obra que indica que allí han residido ciudadanos que les ha interesado la astronomía y que apoyaron la construcción de este reloj, que desafortunadamente son pocos en Bogotá (véase fotografía No.4). Este tipo de barrios podrían también aprovechar la energía solar en sus apartamentos para calentar el agua y la calefacción teniendo paneles solares en sus techos, esta energía está a la mano y no la hemos sabido aprovechar: no contamina, es renovable y económica. También considero resaltable que en el segundo sector haya una biblioteca, un gimnasio en la edificación comunal y que en un salón de ésta, se proyecten semanalmente películas de cine que escogen y promueven cinéfilos que residen allí (véase fotografía No.5).
Las áreas verdes amplias con las que fueron diseñadas y dotadas la primera y segunda etapas de este barrio lo diferencian de otros, contribuyen a que la residencia aquí sea apacible y que el aire que se respira sea poco contaminado. Por otra parte, el barrio Pablo VI tiene la peculiaridad de contar con los siguientes vecinos y de aprovechar lo que brindan a los ciudadanos: por el occidente están la Biblioteca Pública Virgilio Barco y el parque que la alberga, el Parque Metropolitano Simón Bolívar; por el norte el barrio El Quirinal, el Centro de Alto Rendimiento de Coldeportes, el Palacio de los Deportes; por el nor-oriente el Complejo Acuático de Bogotá, el Parque El Lago; por el oriente al barrio Nicolás de Federmán; por el sur-oriente la urbanización Rafael Núñez y la Universidad Nacional de Colombia; por el sur el barrio La Esmeralda y el Centro Administrativo Nacional (CAN). El barrio Pablo VI dispone en sus alrededores de vías de segundo orden y de avenidas para la movilidad y el transporte de sus propietarios y residentes, además tiene una ubicación central en Bogotá que lo hace apetecido para habitar. En el barrio pueden morar aproximadamente unas 10.500 personas.
 Ante las acciones delictivas contra la vida, los bienes de valor de los residentes y el mobiliario comunal, éstos y las administraciones han optado por colocar vallas, rejas, talanqueras, una red de cámaras de seguridad, muros para controlar la circulación de personas que no residen en los apartamentos y de vehículos, y por un servicio contratado de vigilancia privada. Estas obras han afectado la existencia cotidiana de sus habitantes, la estética del barrio, la movilidad, han dividido y aislado zonas, han generado sensaciones desagradables como la desconfianza y el convencimiento de la necesidad de vivir con el máximo de cerramientos y de medidas de seguridad.   
La segunda etapa del barrio Pablo VI se ha visto también perjudicada por las actividades masivas, como lo conciertos musicales, que se realizan en la plaza de eventos del Parque Metropolitano Simón Bolívar, que generan restricciones en la movilidad, congestión vehicular, aumento del número de personas desplazándose, desmanes de grupos de individuos contra la propiedad privada, conflictos y riñas, presencia de vendedores ambulantes y mucho ruido. Esta situación también incide negativamente en las actividades que se desarrollan en la Biblioteca Pública Virgilio Barco y afecta a sus usuarios. No obstante, el barrio Pablo VI sigue siendo atractivo para residir, sus apartamentos suelen venderse o arrendarse sin esperar mucho tiempo.
Orlando Beltrán Moreno.
Bogotá, Julio 19 de 2015.





                                                                    Fotografías[5].

Fotografía No.1




Pablo VI primera etapa, vista de su plazoleta principal con su fuente de agua que la adorna y la anima, la circundan franjas sembradas de plantas. Más atrás hay varios árboles plantados, a la izquierda se observan apartamentos de unos bloques que tienen su fachada pintada de color vino tinto y a la derecha apartamentos pintados de color verde. En los primeros pisos que tienen vista hacia la plazoleta y la vía vehicular se ven los locales con su comercio. En la plazoleta se aprecian unas pocas personas sentadas en los muros bajos que rodean la fuente, también hay bancas de madera para sentarse. El cruce vial interno es el más importante de Pablo VI primera etapa.




 Fotografía No.2.



Esta es el área verde y deportiva más grande de Pablo VI primera etapa. Visual desde la parte superior de un tanque de abastecimiento de agua potable, ubicado en el norte de este lugar, se observan una cancha de baloncesto con sus postes de concreto para suministrar el alumbrado de energía, una cancha de fútbol en un entorno con árboles plantados. La cancha de fútbol ha sido resguardada con una cerca de malla metálica, años atrás el acceso era abierto a este campo amplio. A la izquierda se observa una parte de un bloque de apartamentos que tiene su fachada pintada de color verde, al fondo se ven partes de bloques de apartamentos pintados de color vino tinto, un poco más hacia la derecha se encuentra la iglesia.





Fotografía No.3. 


Se contempla aquí uno de los amplios terrenos verdes de los que dispone Pablo VI segunda etapa hacia la parte occidental. Tiene instalado algunos muebles metálicos de juegos para niños y árboles de talla entre mediana y pequeña que no generan problemas mayores a los cimientos de los bloques de apartamentos que están próximos, no obstante, éstos deben seleccionarse y sembrarse retirados de los edificios. Para los residentes de los apartamentos de este lugar es agradable habitar teniendo a su lado un campo de estas características. Por otra parte, posibilita que los apartamentos tengan buen aire y que reciban en el curso del día luz solar a través de sus ventanas. Un terreno como estos le aporta un valor significativo a los apartamentos que lo circundan. 



Fotografía No.4. 

Pablo VI segunda etapa. En un primer plano se observan la plazoleta principal con su reloj solar y los cuatro puntos cardinales señalados con pequeñas pilastras, se ven bancas de concreto para sentarse, se aprecia luego un tanque de abastecimiento de agua potable, construido con ladrillo y concreto, que sirve también de tarima fija para actos cívicos, artísticos, comunales y políticos. Tres astas metálicas se colocaron aquí para izar las banderas de la república, la ciudad capital y del sector del barrio. Se observan jardines que la adornan y árboles plantados que hacen acogedor el lugar. El alumbrado eléctrico se brinda con faroles metálicos de unos tres metros de altura. En los alrededores se aprecian algunas partes de los bloques de apartamentos de cinco pisos con sus fachadas construidas con ladrillo a la vista. En los primeros pisos hay locales con comercio variado. 




 Fotografía No. 5. 

 Al fondo se puede ver la edificación comunal de Pablo VI segunda etapa, de un piso, con fachada de ladrillo y su tejado; se identifica con la nomenclatura Carrera 44 No. 56-36. A la derecha está el pasaje peatonal cementado y con árboles plantados en espacios determinados, que comunica esta segunda etapa del barrio con la primera. A la izquierda se observa una cancha para jugar tenis, un área verde que tiene una cancha para jugar voleibol en un terreno hecho con arena blanca, en la parte central hay un frontón doble para practicar tenis y bancas en puntos variados para quienes deseen sentarse. Este espacio comunitario y social tiene sus postes de concreto que le suministran alumbrado eléctrico en la noche. También se aprecia al fondo, a la izquierda, la fachada de ladrillo de unos edificios del Conjunto Residencial Balcones de Pablo VI, construidos años después de la segunda etapa de Pablo VI en un terreno que hacía parte del barrio.   













[1] Véase Luis Carlos Colón Llamas (investigación y textos). Bogotá. Vuelo al pasado. Primera edición , Julio de 2010. Bogotá. Alcaldía Mayor de Bogotá. Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Villegas Editores. 2010. p.131.

[2] Véase Fabio Zambrano Pantoja. Historia de Bogotá. Siglo XX. Vol.3. Bogotá. Alcaldía Mayor de Bogotá. Villegas Editores. 2007. p. 77.

[3] Se volvió un hábito de los dueños de las empresas constructores sacarle el mayor provecho económico a los lotes de terreno donde edifican torres de apartamentos que son denominados conjuntos residenciales; los diseños arquitectónicos que prefieren lamentablemente dejan el mínimo de áreas comunes, sociales, verdes y recreativas, los afectados son los residentes.

[4] En Pablo VI primera etapa la iglesia y la edificación anexa fueron construidos después de los bloques de apartamentos, gracias a dineros de los propietarios y residentes.

[5] Estas fotografías fueron realizadas por Orlando Beltrán Moreno con una cámara digital.